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La sauna tiene su origen en Finlandia hace más de 2000 años. Los propósitos ahora siguen siendo los mismos : eliminar toxinas, relajación, alivio muscular, etc. Pero la tecnología ha evolucionado muchísimo en todo este tiempo. A continuación le explicamos cómo funciona una sauna de sistema infrarrojo, lo último en terapias de calor.

 ¿Qué es una sauna de sistema infrarrojo y qué la hace diferente de una de vapor ? 

La sauna tradicional emite vapor que calienta el aire y después tu piel. Calienta tu piel directamente. ¡No hay vapor! La temperatura del aire no se eleva a temperaturas extremas, permitiéndote respirar normalmente y permanecer durante más tiempo en su interior. Las saunas de infrarrojos transforman la energía de la luz en energía de calor. Éste calor se reparte uniformemente por todo el cuerpo y penetra más profundamente en la piel, dilatando los vasos sanguíneos, incrementando ,el torrente sanguíneo y facilitando la oxigenación de los tejidos.

El tiempo necesario para calentar los paneles de una sauna de infrarrojos puede, oscilar de 10 a 20 minutos (mucho menos tiempo que en una sauna de vapor). La sensación que uno tiene al entrar, es como si no ocurriera nada. Es necesario esperar varios minutos dentro de la cabina hasta empezar a notar los síntomas de calor. Sentirás que la temperatura de tu cuerpo asciende sin que haya subido mucha la temperatura del aire.

 ¿Qué es la radiación infrarroja ? 

La radiación solar que llega a la superficie de la tierra se compone de luz ultravioleta, luz visible y radiación infrarroja, que es invisible y es la que se encarga de transportar el calor. La radiación solar es la fuente de toda la vida en la tierra. Todo lo que vive, crece y florece necesita la radiación infrarroja del sol. El tratamiento con infrarrojos de una sauna se emplea para solucionar problemas de artritis, dolencias en músculos, reducir el estrés o para mejorar el estado de ánimo (entre otras cosas). Todos hemos oído hablar alguna vez de la “sensación térmica”, es decir, la percepción de frío o calor independientemente de la temperatura ambiental que haya. Pues bien, la radiación infrarroja que recibimos del sol tiene mucho que ver, ya que es la causante de que percibamos más o menos calor en nuestros cuerpos. Para medirla, se aplica una fórmula en la que se tienen en cuenta la temperatura y la velocidad del viento. Por ejemplo, un día de enero soleado, sin viento y a 15oC podemos tener una sensación térmica elevada y estar en manga corta. En cambio, con la misma temperatura pero en la sombra o con un viento de 80 Km por hora, sentiremos una sensación de frío intenso. La radiación infrarroja la podemos encontrar en muchas de las actividades que realizamos todos los días.

 Beneficios de la sauna de infrarrojos Terapia de Calor o Termoterapia 

La terapia de calor es una herramienta terapéutica basada en la aplicación de calor sobre el cuerpo y cuyo fin es aliviar el dolor. El calor se puede aplicar por varios métodos, siendo la terapia de calor por infrarrojos una de las más empleadas por su elevado grado de efectividad.

Las cabinas de saunas de infrarrojos están construidas con madera y llevan instalados unos paneles cerámicos o de fibra de carbono (o la combinación de ambos) que emiten calor y que están distribuidos en las paredes. Esta distribución permite que el calor llegue a todo nuestro cuerpo de una forma homogénea.

La profundidad de penetración del calor en la sauna de infrarrojos es mayor que la de la sauna de vapor. El calor penetra en el tejido muscular y es aquí precisamente donde actúan las propiedades beneficiosas de la terapia de calor.

Las saunas de infrarrojos permiten que el calor se reparta por todo el cuerpo y penetre profundamente en la piel, dilatando los vasos sanguíneos, incrementando el torrente sanguíneo y facilitando la oxigenación de los tejidos.

Como consecuencia, los músculos se relajan, mejorando su flexibilidad y aliviando posibles espasmos musculares y contracturas. También se ha demostrado que puede aliviar el dolor de la artritis, fibromialgia o dolencias en huesos y tendones.

Tras una sesión de sauna de infrarrojos, el aspecto de la piel mejora. Esto es debido, en parte, a la eliminación de células muertas y expulsión de toxinas a través de sus poros.

Por otro lado, el calor acelera el torrente sanguíneo y atrae los nutrientes del aparato circulatorio hacia la piel. Como consecuencia, ésta mejora su tono y elasticidad.

Muchos centros de estética y gimnasios, emplean las saunas de infrarrojos en sus tratamientos de belleza. Incrementa el metabolismo, quema calorías y favorece la pérdida de peso.

Mientras estás tranquilamente disfrutando de una sesión de sauna por infrarrojos, tu organismo está trabajando duro en la producción de sudor (para refrigerarse a sí mismo) y aumenta el ritmo cardíaco. Este aumento del metabolismo ayuda a quemar calorías.

Cuando salimos a correr, muchos de nosotros lo hacemos para mantener en buena salud nuestro sistema cardiovascular, no para fortalecer los músculos de las piernas. Del mismo modo, un uso regular de la sauna, además de ayudarte a quemar calorías puede ayudar a prevenir enfermedades arteriales coronarias. Mejora el sistema inmunológico.

Al subir la temperatura corporal, se induce una “fiebre artificial”. La fiebre es el mecanismo natural del cuerpo para fortalecer y acelerar la respuesta inmune, tal y como ocurriría ante una infección. Si además tenemos en cuenta la eliminación de toxinas a través de la sudoración, nuestro sistema inmunológico se verá más reforzado y resistente frente a enfermedades. Nuestra salud en general, mejorará.

Reduce el estrés y mejora el estado de ánimo

Al igual que sucede cuando hacemos ejercicio, tras una sesión de sauna, nuestro organismo libera endorfinas que nos ayudan a mejorar nuestro estado de ánimo, combatir la ansiedad y alcanzar un estado de bienestar. Quema grasa y calorías, reduce el peso, tonifica el musculo, mejora tu
figura corporal. Con los resultados científicos, se ha comprobado de que con el uso de la sauna infrarroja se quema eficientemente la grasa corporal y las calorias de exceso, con el uso de una hora diaria mateniendo la comida normal, se reduce entre 1 – 2 kilos cada semana.
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